sábado, 11 de julio de 2009

UN NIÑO MUERTO HACE 66 AÑOS

Un niño muerto hace 66 años atrae fieles en busca de milagros
SAO PAULO/AFP
La tumba de un niño que murió de fiebre tifoidea sesenta y seis años atrás, cuando tenía once años en la periferia de Maceio, capital del Estado brasileño de Alagoas, atrae fieles en busca de milagros, según una nota publicada este sábado por el diario Folha de Sao Paulo. Petrúcio Correa, que murió el 24 de abril de 1938, vivió junto a su madre y tres hermanas en la Casa del Pobre, un asilo para ancianos y familias fundado por monjas de la Orden de Sao Vicente de Paula, que aún funciona en los extremos de la ciudad de Maceio. Desde que el niño falleció, la población pobre de Maceio acude a su tumba pidiendo milagros y vuelve con velas y partes de cuerpos hechas con madera o yeso, para agradecer la gracia recibida, cuenta la nota. Los supuestos milagros del niño hicieron que muchas madres colocaran el nombre de Petrúcio o Petrúcia a sus hijos entre las familias pobres de la ciudad. Petrúcio de Farias, un hombre de 55 años, aseguró a Folha que recibió ese nombre debido a una promesa realizada por su tía, cuando tenía apenas tres días de vida. “Yo estaba muy enfermo y ella prometió llamarme Petrúcio si mejoraba”, contó Farias, un guardaespaldas que está sin trabajo. Farias está reuniendo Petrúcios y Petrúcias para registrar otros supuestos milagros realizados por el niño. SOLICITARAN BEATIFICACION El padre Rubiao Lins Peixoto, que comenzó a investigar la vida de Petrúcio en marzo, está juntando los relatos de supuestos milagros realizados por el niño para intentar solicitar la apertura de un proceso para la beatificación de Petrúcio en el Vaticano. “La Curia dijo que podía juntar los hechos (sobre milagros). Se necesita mucha calma y cautela. “(Aún) no existe proceso de beatificación”, afirmó Peixoto a Folha. Para el padre, de la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, en Maceio, “la Iglesia podrá dar la palabra definitiva sobre proclamar o no a ese niño como un ejemplo de vida”. Como parte de la investigación para pedir la beatificación de Petrúcio, el cuerpo del niño fue exumado a fines de noviembre y sus restos mortales sometidos a exámenes de ADN, que aún están en curso. Una de las historias que se cuentan sobre Petrúcio es que mientras agonizaba le dijo a una monja que una mujer vendría a buscarlo a las tres de la tarde. Y fue esa la hora en que murió. Dicen que el pequeño Petrúcio guardaba todo el dinero que ganaba haciendo algunos trabajos para su mamá, y que antes de morir le dijo a ella que quería irse al cielo para ayudar a la Casa del Pobre. “Petrúcio prometió que nunca faltaría pan para su madre ni para la Casa del Pobre, y fue así. Cuando murió, su mamá compró una casa con las donaciones que recibió por su causa, y en la Casa del pobre nunca faltó pan”, afirmó la monja Susana, que dirige el asilo.
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